jueves, 30 de junio de 2011

Mis Pedales de León, quinto día (viernes, 17-06-2011)

Descansados y magníficamente desayunados comenzamos lo que será nuestra última jornada.
Nos la tomaremos de forma relajada, para disfrutar de los pocos kilómetros que nos quedan hasta Cistierna.
Comienza este último tramo con un suave paseo por la vega, pero no debemos llamarnos a engaño, Peñacorada no es ninguna broma y volvemos a las “fuertes subidas” características de la ruta, y en este caso con la denominación de “muy fuerte” llegando según el gps al 25%.



Vamos a rodear la falda de Peñacorada por el este y el sur.
Llegados al collado, el sendero juega al escondite entre los robles y nos conduce hasta otro collado.
Desde aquí el camino se confunde con la maleza hasta llegar a un prado, bajamos por lo que parece un camino hasta otro collado, y después a otro y otro, hasta llegar a un pueblo abandonado: Quintana de la Peña.



Hasta Cistierna será un paseo que busca el cuerpo a cuerpo con el ferrocarril minero cruzándolo hasta en cuatro ocasiones.
Nos recibe Eduardo, como a la llegada, que nos colma de obsequios y felicitaciones hasta llegar a abrumarnos. Gracias Eduardo.





Mis Pedales de León, cuarto día (jueves, 16-06-2011)


Comienza la cuarta jornada como las anteriores, con una fuerte subida por el sendero de pequeño recorrido LE-33 que nos llevará hasta Valverde de la Sierra
Un pequeño tramo de carretera nos servirá de enlace con el GR-1 que nos lleva hasta Besande.


 
Comenzamos aquí, tras un corto y suave descenso por asfalto y como no podía ser de otra manera, una fuerte subida, es la segunda de un día en el que perderemos la cuenta de las que haremos. Conseguimos llegar al collado y de allí descenderemos hasta Morgovejo, donde tomamos unas cervezas en el bar Pumarín, acompañadas de unos bocadillos de tortilla con chorizo. Sellamos nuestro control número siete.
Recuperados tras el refrigerio, salimos del pueblo por una agradable pista de grava que discurre junto al río, cruzamos la carretera y comenzamos lo que el rutómetro define como “fuerte subida”, que como otras muchas, estos muchachos de Pedales de León definen de forma conservadora.
Pero ya estamos acostumbrados a que todo el recorrido sea, fuerte subida o fuerte bajada. Yo desde el primer día, y no me avergüenzo por ello, tome la decisión de tomármelo con calma y donde la cosa se complicaba: pie a tierra. Gane mucho en tranquilidad de espíritu.
Los robles son sustituidos por pinos en el tramo que nos acerca a la Red de Valdetuejar. Reponemos agua y salimos del pueblo junto a un pequeño y coqueto cementerio, Ferreras del Puerto nos espera. Conseguido el objetivo, continuamos pedaleando hasta alcanzar el collado de Ferreras y descender a la Mata de Monteagudo.



En pleno descenso; en una curva cerrada a izquierdas y en medio del campo, sobre una piedra, una silueta se recorta contra el sol poniente. Me detengo pensando que ya tengo alucinaciones, dudando si es real.
Sentada sobre una roca se encuentra una hermosa muchacha, está leyendo, mientras contempla al mismo tiempo, como el sol se oculta tras Peñacorada. Con una sonrisa, nos confirma que no estamos equivocados, que lo que vemos abajo es la Red de Valdetuejar. Pues sí, es real. 


Pernoctaremos en el Centro de Turismo Rural La Velilla, donde Pepa nos atenderá como a reyes, pero antes nos detendremos en el santuario mariano de la Virgen de la Velilla. El actual, de estilo clásico, sustituye al anterior monasterio de San Guillermo. En 1470 un vecino encontró  en el campo la pequeña imagen de la Virgen del antiguo monasterio, a la que se colocó, primero en una ermita, y después en el actual edificio construido en los siglos XVII y XVIII.

Mis Pedales de León, tercer día (miércoles, 15-06-2011)


La mañana amanece fresca y nosotros entre unas cosas y otras nos pasamos la entrada a la pista (GR-201) que nos llevaría a Oseja, pero no nos preocupa demasiado y continuamos por la carretera. 
En Oseja de Sajambre comienza uno de los tramos más bonitos y espectaculares de la ruta, la subida al Panderrueda por el GR-201.

Precioso y exigente recorrido que siguiendo el barranco que forma el río Pontigos primero y por la ladera Sur del Monte Camborisco después, va ascendiendo entre robles centenarios y escarpadas paredes hasta el puerto de Panderrueda.


El camino sigue al principio el borde del barranco deparándonos espectaculares vistas, para ceñirse después a las faldas del monte, entre bosques, donde la bruma se desgarra en jirones atrapada entre las ramas de los robles.

El camino, no ceja en su empeño de llegar a la cumbre. Zigzaguea entre la hojarasca, se vuelve más húmedo y sombrío, más personal e intimo. Un manto de silencio lo envuelve todo; solo se perciben escurridizos movimientos entre la hojarasca, nuestro corazón golpeando en el pecho, el jadeo de nuestra respiración.

Inesperadamente, el bosque se despeja, dando paso a un gran prado semi-oculto por la niebla, los gigantes que nos rodean solo dejan ver sus calvas cumbres. Estamos en Panderrueda.

Cruzamos la carretera y comenzamos el descenso hacia el corazón de los Picos.
Una ancha pista, que poco a poco se va estrechando, nos lleva hasta Posada de Valdeón, donde nos tomaremos un descanso para comer. La pensión Begoña será el lugar elegido, bajo los rayos del tímido sol de la mañana, damos cuenta de una buena pierna de cordero al horno. Sabemos que lo que nos queda es igual de duro, pero no nos importa, preferimos disfrutar del momento.


Aun con el picorcillo del estupendo queso de Valdeón en la boca, comenzamos la subida. El sol, que había estado toda la mañana jugando al escondite con las nubes, parece que gana la partida, y lo hace en plena subida al puerto de Pandetrave. En la cumbre examinamos la pista que se dirige a Fuente Dé, firme candidata para ser la protagonista de un futuro recorrido.

Comenzamos el descenso, en el lado sur del macizo, la temperatura ha subido varios grados y el recorrido hasta Portilla de la Reina se hace muy agradable. Sellamos por sexta vez en el Restaurante Pico Tres Provincias, continuando por carretera hasta Barniedo, pueblo este con el mismo apellido que el anterior y el siguiente: Villafrea de la Reina.


Nos alojaremos en el Hotel Tierra de la Reina en Boca de Huergano. Allí le daremos el primer manguerazo a las bicis y después, mientras tomamos unas cervezas  en el jardín, estudiaremos en el mapa las dos etapas restantes. De cena más pasta y pimientos rellenos de carne.

Mis Pedales de León, segundo día (martes, 14-06-2011)



A la mañana nos sorprenden en el Centro de Turismo Rural El Sabinar con un desayuno regio (chorizo, jamón, bollos, tostadas, café, zumo, ...) del que dimos buena cuenta, pero lo vamos a necesitar para subir la Collada de Lois.
Dejamos atras las poblaciones de Corniero y su moderna ermita, Primajas y Reyero, donde tras vadear un arroyo (aunque tiene puente) comenzamos la subida, en este caso la Collada de Lois, que sufriremos hasta coronar el Puerto de Llorada.



En las bajadas mucha precaución, algunas pueden inducir a engaño.
Lois, sorprende. Uno no espera encontrarse, en medio de la montaña, una iglesia de estilo clásico en piedra de mármol blanco. La Catedral de la Montaña es llamada.



Cruzamos un puente tomando la pista en dirección a Liegos, situado en una de las colas del pantano de Riaño. Estamparemos aquí nuestro cuarto sello y como llegamos a buena hora para comer, decidimos hacerlo: tallarines y una muy recomendable carne guisada. 



Lario y Polvoredo serán las siguientes poblaciones que visitaremos. En este último comienza una larga subida por el valle que forma el río Becenes, entre las sierras de Pámede al Este, y Carcedo al Oste, cercanas a los dos mil metros. 



Cerca del collado, el camino nos sitúa en unos prados que atravesamos campo a través, tras un primer collado, llegamos a otro, buscando entre matorrales la continuidad del camino. Este punto coincide con la última indicación de nuestra hoja del rutómetro.
De pronto; nos precipitamos hacia un tenebroso hayedo de paredes verticales, tapizadas de hojas otoñales. ¿Hayedo? ¿Fuerte bajada? Alto, estamos en la puerta del Zalambral. Nos detenemos y pasamos la hoja del rutómetro. Efectivamente, nos encontramos en el lugar que encarecidamente Eduardo nos había “recomendado” pasar desmontados, extremando las precauciones para no degradar la zona. 



En este punto, el bosque es horadado por una senda umbría y zigzagueante que ahoga la maleza en algunos tramos. Prados encharcados, donde al pisar nos hundimos en un barro negro que llega hasta el tobillo.
Arroyos que corren veloces a nuestro lado. Rocas humedecidas, cubiertas de líquenes, acechando un mal paso.
Maleza que te roba el chubasquero y arranca de cuajo la bomba partiendo su soporte.
Cacofonías; entre el aullido y el chillido, que hielan la sangre. Posiblemente un simple zorro, pero me alegro cuando llegamos a un lugar civilizado: la central hidroeléctrica de Pio. 
 
Lavamos aquí zapatillas, calcetines y piernas, intentando eliminar el amasijo de cieno y hojas, sin conseguirlo del todo.
Comenzamos un vertiginoso descenso, ahora ya por camino, con alguna trampa en forma de cinta electrificada, que nos llevara hasta Pío. Nos queda algo más de subida hasta Oseja de Sajambre, donde debemos sellar por quinta vez nuestro rutómetro en el Mesón del Arcediano, y después hasta Soto de Sajambre para hacer noche.

Pedales de León, primer día (lunes, 13-06-2011)




Llegamos a Cistierna, el domingo por la tarde, directamente a la oficina de Pedales de León, donde Eduardo nos atiende con amabilidad y nos da las instrucciones precisas para realizar la ruta de la mejor manera posible.
Justo enfrente, está el Hostal El Cruce, donde cenamos y pernoctamos esta primera noche.
A la mañana siguiente, Eduardo nos acompaña hasta dejarnos en el buen camino, junto al viejo molino, pasado el Esla.

Desde aquí continuamos solos. En Yugueros comienzan las dificultades, fuertes subidas nos esperan. Alcanzado el collado; bajada, de las que no perdonan.
Aun no llevamos doce kilómetros y ya nos tememos como será el resto. Vemos abajo, a nuestra izquierda, las poblaciones de Sotillo y Olleros de Sabero mientras el camino, junto al precipicio, se insinúa entre la maleza. La altura nos permite apreciar algunas viejas superestructuras mineras, antes de bajar hasta Sabero.





Gracias al bar Rosario reponemos fuerzas a base de bocadillos de jamón y cerveza, aunque la tiraban con demasiada espuma. Es nuestro segundo punto de control.
Como viene siendo habitual a lo largo del día, tenemos una importante subida con su correspondiente bajada antes de Valdoré. Y como no, a la salida nos espera otra “fuerte subida” como refiere el rutómetro, y van tres en menos de 30 kilómetros.


Y en las bajadas cuidado con las cancelas, dejarlas como las encontréis, que si no se escapan las yeguas de la señora María y la liamos.
Crémenes nos recibe con una apetitosa chanfaina, lomos y arroz con leche. Para terminar una relajante siesta. El día de hoy nos da la pauta de lo que será la ruta: bonitos paisajes que habrá que conquistar con esfuerzo. Para la cena, sopa y revuelto de setas, helado y a dormir.






domingo, 12 de junio de 2011

Mis Pedales de León

La iniciativa de Pedales del Mundo surge de un grupo de personas preocupadas por el medio ambiente y el desarrollo sostenible de su zona de actuación, nacen así una serie de iniciativas a lo largo del territorio español cuyo protagonista es la bicicleta de montaña. Productos turísticos orientados al desarrollo sostenible de las comarcas por las que discurren. Rutas que dan a conocer los elementos del patrimonio cultural, etnológico y natural de los territorios que atraviesan, la mayoría de las veces alejados de los circuitos turísticos tradicionales.

Con esta motivación surge Pedales de León. Enclavado en la montaña oriental leonesa, conecta las infraestructuras de turismo rural de la zona a través de pistas y caminos tradicionales. El diseño de la ruta consta de 220 kilómetros para disfrutar de esta parte de la provincia de León. Más de 6000 metros de desnivel acumulado nos esperan, pero también paisajes impresionantes y una magnifica gastronomía. Sin embargo, lo mejor serán sus gentes, amables, siempre dispuestos a ayudar a esos ciclistas que se han atrevido a visitar su tierra y qué decir de los organizadores, sencillamente soberbios.

Ellos se encargan de organizarlo todo: alojamientos, transporte de equipajes, seguros, material, etc. Para que nosotros solo nos preocupemos de pedalear. Pero no solo eso; nos proporcionan toda la información sobre la ruta que necesitamos, permanecen pendientes de nosotros durante todo el recorrido, nos aconsejan, nos orientan. Pero sobre todo nos tratan como verdaderos amigos.

martes, 7 de junio de 2011

XIII Día de las Vías Verdes - Vía Verde del Noroeste - Bicimur

RELATO DE LA JORNADA:

Amaneció un día nublado, pero ello no fue óbice para que la asistencia fuera masiva, poco a poco nos fimos concentrando cerca de doscientos amigos. Saludos, felicitaciones, risas y apretones de manos. Durante un buen rato estuvimos recibiendo a los participantes en la pedalada que Bicimur había convocado, y en la que todos recibimos una bolsa con obsequios.


A las diez de la mañana se “dio” oficialmente la salida, una temperatura agradable permitió pedalear en las mejores condiciones. Pronto llegamos a Bullas, donde nos esperaba la Policía Municipal para conducirnos a través del pueblo, de nuevo hasta la vía verde.


En la rehabilitada estación de Cehegín se nos ofreció un piscolabis a todos los asistentes, lo que nos permitió continuar en las mejores condiciones hasta la localidad de Caravaca. De la mano de la Policía Local accedimos al Santuario de la Vera Cruz, para conducirnos después hasta el restaurante donde daríamos cuenta de una opípara comida.


Los asistentes se sorprendieron de la cantidad de regalos expuestos en el comedor. Presidía una estupenda bicicleta, no menos de una docena de equipaciones, bombas, guantes, calcetines, luces, cubiertas, cámaras, ciclo-computadores, cascos… y no sé cuantas cosas más. Todas se fueros sorteado durante la comida para el regocijo de los amigos allí reunidos, que superábamos la centena.


A los postres nos sorprendió una colosal tormenta, gracias a que estábamos bajo techado, si no hubiéramos tenido que cambiar las bicicletas por barcas. Los restos de la tempestad nos persiguió hasta el regreso al Niño de Mula.


Resaltar el buen ambiente que reino en esta reunión de amigos a los que les une la bicicleta. Que hacen este recorrido con un carácter lúdico, alejado de veleidades deportivas. Donde lo principal es el compañerismo, el disfrutar juntos de lo que más nos gusta: la bicicleta. Y si es en un entorno como el de la Vía Verde del Noroeste, que más se puede pedir.




Mariano Vicente, junio 2011.