jueves, 27 de septiembre de 2012

Los Puros, la Bonita, el Gato y el Perro



El titulo parece la lista del sorteo de la ONCE, pero en realidad es el recorrido que he hecho esta mañana. Casi cuatro meses he tenido olvidada a mi “Blanquita”, desde que regresamos de hacer  -Por tierras andaluzas…hasta Caravaca- a finales de mayo, la enfermedad de mi padre me ha tenido en el dique seco.

No ha empezado bien la mañana, mientras desayunaba, he derramado el café sobre la mochila y la chiquilla de la cafetería me ha tenido que poner otro, lo bueno es que ha quedado estilo camuflaje a juego con las zapatillas.

He pedaleado sin saber muy bien dónde ir. Pronto me he encontrado en el Garruchal y he tomado por el camino de los puros y aquí ha empezado mi penitencia. Poco después del comienzo me ha pasado un muchacho, que por su aspecto, no debería haberme pasado con esa facilidad. Os podéis imaginar donde ha ido a parar la moral, pero lo peor ha llegado después; otro joven, que por su físico me superaba por más de treinta kilos, me ha adelantado sin darme tiempo a saludarlo. He tenido que parar a recoger la moral desparramada a lo largo del camino, y es que uno está acostumbrado a que le pasen fieras y fierecillas, pros y demás “ganao”, pero lo de hoy es difícil de digerir.

Eso sí, al llegar a la puerta de entrada al parque me he pegado un chute de “moralina”, he alcanzado al primer ciclista. Comprobado mi mal estado de forma he decidido comprobar cómo estaba de lo demás, y me he desviado por la senda Bonita.

Esto es otra cosa, ir pendiente donde pones la rueda hace que el celebro se concentre e inyecte su ración de adrenalina. Más alcaloides en las zonas pedregosas, bajadas, más piedras y sin darme cuenta estoy en la carretera. Es pronto, apenas son las once, voy a continuar hacia la Venta del Garruchal –que no, que no he parado, que he seguido por la senda del Gato, mira que sois mal pensados-.

Como he disfrutado este tramo, hacía mucho tiempo que no pasaba por él, he llagado a los Guinovinos y he dado la vuelta para introducirme por la senda del Perro. Cuando he llegado a la carretera me dolían las muñecas y los codos pero tenía una sonrisa de oreja a oreja.

Murcia, 26 de septiembre de 2012


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