miércoles, 17 de octubre de 2012

Serranos y Bonita




Hoy hemos querido hacer un camino por el que hacía tiempo que no pasábamos, los Serranos. 

El camino nos esperaba húmedo por las últimas lluvias pero sin barro, lo que no había cambiado son sus fuertes rampas que se encadenan unas tras otras con algunas bajadas intercaladas.


Comenzamos la subida, yo con el molinillo puesto desde el primer momento, apenas logro avanzar camino arriba, mientras grupos de fieras me adelantan de forma inmisericorde. Al llegar a la casa del Turvinto; se forma en mi mente la representación de una vieja postal. Recuerdo junto a la casa el horno moruno resquebrajado por el paso del tiempo y el abandono, un viejo aljibe contiguo a una pequeña balsa que recogía el agua de las magras escorrentías de las murallas de Kin-Kong. Hoy una casa nueva de sintético tejado sustituye a la vieja construcción, el horno y el pozo sustituido por una anodina balsa. Viejos recuerdos de lo que fue y ya no es.


Llegados a los Puros; subimos a la senda Bonita, circulamos en fila india junto al acantilado cuando el corazón se paraliza. Bicicleta volteando por el aire, un cuerpo rodando por la senda, la bici que desaparece tras el borde del barranco, y todo esto en la zona más vertical y peligrosa de la hondonada. 



Carlos esta tendido boca abajo en plena senda ¿Qué te ha pasado?

 – Nada, parece que me he “atrancao” en esa piedra.  

Afortunadamente la cosa no ha ido a más y hasta la bicicleta que se iba barranco abajo se ha enganchado en unas matas y la hemos pedido recuperar con facilidad.


Continuamos sin más incidentes hasta desembocar en desfiladero del Garruchal, donde decidimos cambiar la tierra por asfalto e hidratarnos convenientemente en nuestro usual local de Torreaguera.




Mariano Vicente, octubre 2012

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