Caravaca, Ciudad Santa de la Cristiandad, una de las cinco
del mundo en las que se puede ganar el jubileo, será el faro que nos ilumine en
nuestro camino hacia la Santa y Vera Cruz. Ruta que usaron miles de peregrinos
antes que nosotros y que de nuevo figura entre las grandes rutas de
peregrinación de la Cristiandad.
Nos mueve el amor; a la Vera Cruz de Caravaca, a Nuestra
Tierra y a la bicicleta. Con ella recorreremos este camino de más de ochocientos
cincuenta kilómetros y diez mil metros de desnivel acumulado. Doce jornadas en
las que visitaremos setenta y cinco poblaciones, de los antiguos reinos de
Navarra, Aragón, Valencia, Castilla y Murcia.
Nuestro camino discurre siguiendo los principales enclaves
templarios. Se inicia en Puente La Reina, junto al Camino de Santiago que viene
de Francia y a través del valle del Arga se dirige al sur, a Caravaca de la
Cruz. Atravesaremos las poblaciones navarras de Artajona, Castejón y Tudela. Tarazona,
Calatayud y Daroca en Zaragoza. En la provincia de Teruel; Calamocha, Cutanda,
Alfambra, Teruel y Libros. Ya en el viejo reino de Valencia; Ademuz y Venta del
Moro. Y en el de Castilla, Mira, Casas de Vez, Alcalá de Júcar, Montealegre del
Castillo y Ontur. Por fin, en el de Murcia, Jumilla, Calasparra, Moratalla y
Caravaca de la Cruz.
Así, setecientos años después, como modernos templarios, nos
encaminaremos a este centro de culto que representa la antigua bailía
caravaqueña, con la misma fe que ha unido a miles de peregrinos a lo largo de
la historia, por encima de diferencias culturales e intereses nacionales. Este
sentido cristiano no será obstáculo, más bien al contrario, para que miles de
personas recorran este camino, con los más diversos intereses, pero siempre
unidas por esa huella que el camino deja en todo peregrino de pertenecer a una
comunidad universal.
Mariano Vicente, Murcia abril de 2013
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