De vacaciones con una fixie "fixed"(fizxie)

Vaya por delante que no me gusta la playa. Cuerpos a los que se les sueltan los michelines, se les unta de crema y se los reboza en arena antes de meterlos en el agua, sobre la que flotan los aceites de cientos de kilos de protector solar. Prefiero andar con la bici.

Pero esto último también tiene sus consecuencias. Tienes que madrugar y salir temprano después de acostarte tarde. Los colegas no se enteran que están de vacaciones y van a muerte. Te pegas la paliza y regresas reventado. Pero no puedes descansar, la vida de vacaciones es demasiado dura. Los niños, a los que hay que sacar de paseo, la mujer que no perdona el ir a dar una vuelta, los chiringuitos, que te cobran a precio de manjar, los calmares que ya huelen. Y después, la cola en la heladería, cuando terminas, tienes la sensación de que no ganas lo suficiente, que te engañan en el sueldo, que te cuesta mucho más ganarlo que gastarlo, que no existe correspondencia entre el dinero que das y lo que recibes a cambio.  Por eso este año he traído la fizxie fixie.

Me explico. Con la fizxi fixie estoy justificado. Nada de madrugones, nada de palizas, nada de horas y horas en la bici a pleno sol. No. Con mi fizxie fixie es otra cosa. Para empezar, nada de puertos. Un solo piñón, una sola velocidad nos alejan de las grandes cuestas. No lleva porta-bidón, ni bidón, ni agua. Porque no me he traído la mochila. Por lo tanto, si quiero hidratarme, tengo que detenerme a menudo, buscar un lugar apropiado y reponer los líquidos perdidos. ¡Ah! Esto si son vacaciones.