martes, 14 de enero de 2014

Vía Verde de Alcaraz: Un intento frustrado


Lunes 13, esa era la fecha que nos habíamos propuesto para hacer la Vía Verde de Alcaraz. Llegado el día –que fuera 13 supongo que no afectaría para nada-, el tiempo comenzó a complicarse. En unas cadenas anunciaban cielos nubosos pero sin lluvia; otras, ligera lloviznas a primera hora del día; en cambio otras auguraban lluvias durante toda la jornada. Internet sería el árbitro, así tras consultar diversas páginas en las que nos daban cielos cubiertos pero con un porcentaje mínimo de lluvia, decidimos hacer el recorrido.

Quedamos a las 7, no llovía y el cielo estaba ligeramente cubierto. En Cieza ya estaba cubierto totalmente y en Hellín llovía intensamente. Lluvia que ya no nos abandono con más o menos intensidad hasta Balazote. Aquí nos esperaba Juan Manuel, oriundo de la zona y al que también internet le había jugado una mala pasada. Decidimos tomarlo con tranquilidad esperando que escampara en un bar del Jardín, las paredes tapizadas de navajas, cuchillos, y recuerdos populares, muy españoles todos. Unos belmontes y un bizcocho casero, creo que de la “Tía Luisa” rezaba un pequeño letrero escrito a bolígrafo y pegado con celo sobre la vitrina, nos harían más agradable la espera.

Entretendríamos la espera visitando la laguna de Villaverde un poco más allá del Jardín. Desde la carretera, a través de los cristales empañados por la humedad vemos el trazado de la vía verde que nos acompaña a lo largo del cauce del río Jardín. Vemos como se suceden trincheras y terraplenes protegidos por oscuras barandillas. Desaparece el trazado en la oscuridad de los túneles bajo compactas manchas de pinos salpicados de encinas y vigilados de cerca por los altivos chopos de la vega.

La laguna aparece a nuestra derecha, nos introducimos por la carretera de El Ballestero y luego por un camino, en buen estado al principio, que poco después se deteriora y no podemos continuar, dejamos el coche y bajo la lluvia continuamos a pie hasta que el abundante carrizo nos impide el paso. Esta laguna fue declarada Reserva Natural en el 2006 por su riqueza biológica y la abundancia de aves que se pueden observar; garza real, águilas, aguilucho lagunero, milanos…, es de origen cárstico y en ella vierte sus aguas el arroyo de Pontezuelas. Entre sabinas, con barro en las botas y algo mojados, regresamos al coche.
   
Intentamos visitar también la del Arquillo, cerca de los Chospes y declarada Monumento Natural, pero los enormes baches y el barro, impiden a nuestro vehículo, un monovolumen familiar, el acceso. Regresamos, pues, a la carretera y continuamos hacia Alcaraz. Es temprano para comer cuando llegamos y sigue lloviendo, decidimos acercamos hasta los Batanes, pero la lluvia se intensifica y apenas podemos salir del coche; vuelta al pueblo, a visitar su plaza mayor, que aparece desierta y brillante bajo la lluvia. Corremos a refugiarnos bajo las arcadas, hago alguna foto, robada entre las gotas que caen sin saña; copiosas; constantes. No hace mucho frío, pero las manos se entumecen con la humedad y el cuerpo tirita bajo una indumentaria prevista para pedalear. Mejor buscamos un restaurante.

De la comida no os voy a contar nada. Correcta en la elaboración, no tanto en el precio. La ventaja del lugar; que pudimos contemplar durante la comida como nuestras bicicletas soportaban abatidas y estoicas la lluvia en el aparcamiento.

Murcia, en un martes sin lluvia del catorce de enero de 2014

2 comentarios:

  1. Para los grupos que quieran recuperar fuerzas podéis alojaros con cena y desayuno en la casa rural "granja escuela Atalaya" en Alcaraz.
    Su web: www.granjaescuela-atalaya.com/via-verde
    Un saludo

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