Ducha difícil la de esta tarde, ha sido en Venta del Moro en
una casa rural. Yo que soy un hombre más bien tradicional, me he encontrado con
una cabina de hidromasaje. El artilugio tiene dos mandos redondos, un más
grande abajo y otro más pequeño sobre él y de arriba abajo en dos líneas
paralelas de surtidores. Hasta aquí todo bien, comienzo con mucha precaución a
girar el mando mayor hacia un lado; nada, lo giro en el otro sentido, nada.
Pruebo con el superior; tampoco ocurre nada, investigo un poco más por si
encuentro algún mando oculto, no encuentro nada. Ya un poco mosca y en una
posición un poco comprometida por si salía el agua algo fría. Le hecho valor y me
meto dentro y giro los mandos al unísono, primero para un lado, luego para el
otro. Nada. El mosqueo es ya mayúsculo. En el momento de salir; me apoyo
ligeramente en el mando más grueso, cede hacia un costado y… recibo diez
chorros de agua helada en la espalda. No sé porque estos artilugios no vienen
con las instrucciones.
Por lo demás, ha sido una bonita jornada, hemos acompañado
al Turia hasta Ademuz, dónde hemos tomado una cerveza con su alcalde, el señor Soriano
y departido ampliamente del Camino.
En realidad, al Turia, lo hemos acompañado mientras nos ha
dejado, hasta que taciturno se ha introducido en sus hoces y a nosotros no nos
ha quedado más remedio que comenzar una dura subida. Despues de comer en Landete, el resto del camino ha
sido bastante llevadero hasta que cerca del final, a la altura de Jaraguas, las
nubes nos lo han puesto negro, pero ha sido solo una amenaza, hemos llegado a
Venta del Moro sin más contratiempo, en total 138 km y 1.200 metros de desnivel
acumulado
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