lunes, 6 de octubre de 2014

Santuario del Saliente





Mi amigo Matías es albojense, del valle del "Surbo"; claro que dicho así, suena poco. Pero es un vocablo que deriva de las palabras latinas "flumen superbum", que viene a ser algo así como "río soberbio" por sus temibles crecidas. Nos lleva a que conozcamos su pueblo, subir al Santuario de La Pequeñica y a comer unas migas; lo mismo me da que sean de harina de trigo o de maíz, pero que lleven abundantes "tajás" -pequeños trozos fritos de costilla, magra y "saúra"- y al ser posible ajos tiernos; tambien fritos y algún rábano para acompañar tampoco estaría mal.





En el valle del Almanzora que conforman la Sierra de los Filabres y las Estancias se encuentra Albox, que en árabe significa "bosque". El Adelantado Mayor de Murcia se la arrebata al reino nazarí en el siglo XV y queda incorporada posteriormente al Marquesado de los Vélez. Tierra de contrastes, de ramblas que arañan tierras magras, de vegas que logran el milagro de hacer fértil el desierto, de altivas sierras que superan los dos mil metros. Este será nuestro punto de salida para visitar el Santuario del Saliente.




Domina la cima del Monte Roel en la Sierra de las Estancias, punto de paso entre el Valle del Almanzora y la comarca de los Vélez, construido en el siglo XVIII, alberga entre sus gruesos muros a la Patrona; La Pequeñica, imagen de gran devoción mariana en toda la zona del Almanzora e importante centro de peregrinación cada ocho de septiembre, día de la Natividad de la Virgen. El nombre completo es el de Nuestra Señora del Buen Retiro de los Desamparados del Saliente, y es una talla de pequeño tamaño, entre la base de la corona y la peana no llega a los sesenta centímetros. Es una talla del siglo XVIII, en madera de sabina y ricamente policromada. Entre sus muros conviven, la ermita, el palacio episcopal y un seminario hoy transformado en hospedería. Me cuenta Matías que era costumbre alquilar algunas de las habitaciones del santuario por las familias de Albox y comarca para pasar el verano y que la tradición popular atribuye tantas puertas y ventanas como días tiene el año.




Nosotros utilizaremos para subir la carretera, bajar lo haremos por la rambla del Saliente. Subida sin dificultad, con una carretera en buen estado, y porcentajes no demasiado acusados creo que no llegan a superar el siete por ciento, con una media inferior al cuatro- y un día sin excesivo calor. Salimos de Albox en dirección al Llano de los Olleres (donde se unen la rambla del Saliente y la de Oria) por un camino asfaltado, bordeando la rambla por su margen derecha. Ya en el caserío tomamos la carretera que bordea la rambla del Saliente  por la ermita del Carmen y Las Pocicas nos lleva al Lugarico y Santa Bárbara, en la diputación del Saliente Bajo. Seguimos la carretera pasando por una serie de cortijadas hasta que cruza la rambla para continuar por su margen izquierdo. 




Almendros, paleras y algún olivo se reparten el cauce. Mientras, la carretera se pega al terreno siguiendo las sinuosidades de la rambla. Los montes, roturados de manera inverosímil hasta la propia cima, han sido plantados de jóvenes almendros. Da miedo pensar que puede pasar si cae una fuerte tormenta. Más cortijadas; del Granero, de los Aceiteros, de los Mateos, se suceden. Al otro lado de la rambla destaca el Peñón de la Chaparra y parece distinguirse un camino que por el collado que la separa de la Piedra del Mediodía trata de subir arriba. Parece de nueva construcción y quizás no sea un camino, pero merecerá la pena investigarlo.




Se ciñe la carretera a la rambla de Los Torteros, tributaria de la del Saliente, comenzando la parte más dura de la subida, unos cuatro kilómetros en que la pendiente en algún punto alcanza el siete por ciento. Nos desviamos en el collado del Saliente hacia el santuario por nuestra derecha bajo el cerro de la Ermita. Visitamos el Santuario y Matías revive sus años infantiles cuando subía con toda la chiquillería del pueblo en romería, o sus vivencias de los veranos pasados con sus padres en el santuario para aliviar las canículas estivales. 




Nos dejamos caer por un camino que alcanza porcentajes que superan el veintiuno por ciento hasta el propio lecho arenoso de la rambla del Saliente, que ya no dejaremos hasta el lugar escogido para comer, el restaurante María del Saliente (Saliente Alto), en la cortijada del Alquiler, en las Tenadas Bajas.
Matías dice que no sabemos comer migas, que el sábado anterior pidió la misma cantidad para tres y no sobro nada, y hoy que somos cuatro y sobra la mitad. Y tiene razón, me llenan demasiado, me harto en seguida. Nos pusieron una buena sartén de migas, en su punto perfecto de hechura y color, acompañadas por unos pimientos secos y fritos que no había probado nunca, la cocinera nos dijo que primero se asaban en el horno y después de quitarles la piel se ponían a secar. Aunque Matías insiste en que son secos y se fríen para servir, sin pasar por el horno. Se completaba el aliño con unos rojos tomates de pera, boquerones, morcilla, tocino y pimientos fritos, estos últimos verdes y sin secar. Cerveza para comenzar y vino para el final, junto a unos sabrosos higos de postre.




Entonados, recuperamos el lecho de este río seco que es la rambla del Saliente, pedaleamos rápido, solo limitados por nuestras fuerzas y la inestabilidad que proporcionaba lo arenoso del piso. Pronto divisamos nuestro destino, el jardín situado en el margen izquierdo de la rambla frente al pueblo de Albox. Solo resta recoger y dirigirnos a Bacares a pernoctar, mañana nos espera el Calar Alto. 



    
Mariano Vicente, septiembre 2014

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