jueves, 29 de octubre de 2015

Vía Verde de Alcaraz 2015


Estaba disgustado, enfadado incluso, por cómo se habían desarrollado los prolegómenos de esta ruta. Etapa programada para que estuviera al alcance de todos, especialmente para aquellos que el año pasado no pudieron terminarla, pocos kilómetros, ritmo suave, con tiempo sobrado para ver el paisaje, tomar el vermut, en fin lo que hiciera falta. Especial para los "Yayos", y poniendo una serie de excusas peregrinas, no vienen. Esto me produjo un mal sabor de boca, y para remate Antonio Máximo se descuelga a última hora y no sé muy bien porque, en fin el que con niños se acuesta..., pero estas circunstancias no iban a amedrentar al resto, en total cuatro coches en camino, Ángel y su hermano Vicente por un lado, Juan Bautista y Matías por otro, José Luis, Antonio, Jesús y yo que compartíamos otro y Juan Manuel que venía desde Albacete compusimos el pelotón de esta excursión por la Vía Verde de Alcaraz.


No madrugamos mucho, poco antes de las ocho colocábamos las bicis en los vehículos y a las diez degustábamos unas estupendas tortas de manteca en El Cubillo; lugar donde comenzaríamos la ruta. El día se presento nublado, neblinoso y cálido, pero sin amenaza de lluvia, un día magnifico para pedalear, en un entorno rural aislado, de monte bajo, bosques de ribera y con una infraestructura amena en la que los túneles se suceden uno tras de otro, en especial si comenzamos nuestra andadura a la altura de la población de Balazote. Nosotros desde El Cubillo encontraremos algunos menos, pero los suficientes para divertirnos.


Como la etapa era corta, en Alcaraz decidimos ampliarla un poco hasta Los Batanes, y allá nos fuimos. De regreso, otra vez en Alcaraz, se suscita la polémica; unos éramos partidarios de tomarnos un placentero vermut, otros de regresar hasta El Cubillo directamente a la comida con el falaz argumento de la "falta de sed", como si hicieran falta justificaciones o excusas para tomarse una cerveza.


Pronto estábamos en la mesa, y ante nosotros desde guisos de carne con patatas, a huevos fritos con chorizo, pasando por el conejo a la brasa. Pero antes habíamos devorado unos buenos platos de jamón y un estupendo queso y las incombustibles ensaladas. Los postres y los Belmontes nos entonaron para comenzar con el ritual de los porrones. Se trata de unos porroncillos mínimos y estilizados llenos de crema de orujo. El truco está en que el pitorro es fino y deja escapar un hilillo de bebida, de tal manera que por mucho que lo empines bebes poco. Antes se te cansa el brazo que la garganta y las risas están aseguradas.


Resumiendo, lo que comenzó con una cierta tristeza por las ausencias se transformo rápidamente en alegría y gozo, compañerismo a flor de piel y el fortalecimiento de unos lazos que nos unen un poquito más si cabe.


Mariano Vicente, finales de octubre de 2015

4 comentarios:

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  2. Que ruta mas entretenida y lo "agusto" que comimos y bebimos.

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  3. Mira que os lo pasáis bien lo cual yo me alegro, también ibais buena jente. .

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  4. Mira que os lo pasáis bien lo cual yo me alegro, también ibais buena jente. .

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