¡Coño que frío hace! ¡y es mediados de junio! Esta mañana
nos hemos puesto el chubasquero desde el primer minuto, nueve grados y un
viento helado que se dejaba notar. A las nueve menos unos minutos estábamos
tiritando a la puerta del ayuntamiento soriano para sellar la credencial.
Hoy toda la jornada la vamos a realizar por la N-234, entre
Soria y Calatayud esperando que no haya demasiado tráfico. Comenzamos con una
pequeña subida hasta un polígono industrial que ha ayudado a entrar en calor,
compartiendo el trayecto con la N-122 de Zaragoza y se ha notado, nada más
separarnos de ella el tráfico ha disminuido considerablemente.
El viento se ha establecido del oeste, frío y contundente,
pero que ha sido decisivo en nuestro caminar, durante todo el camino nos ha
dado de espaldas y por el costado derecho en los lugares menos favorable. Hemos
ganado alrededor de dos horas en trayecto entre Soria y Calatayud de unos
noventa kilómetros; si nuestra media habitual está entre los 13 y los 16 km/h
hoy hemos llegado casi a los 22 km/h. lo malo es que mañana, si este viento
persiste nos dará de cara.
El paisaje, al principio muy similar al de ayer. Tendidos
campos de cereal cubren el horizonte, los pueblos se descubren por sus
iglesias, robustas, de torre cuadrada coronada a menudo por los nidos de las
cigüeñas y donde la piedra son su principal componente. Así van pasando los
kilómetros y los pueblos, Martialay, Duáñez, Ojuael, Mazalvete, Almenar,
Cardejón. Pasado el Puerto de Bigornia el paisaje comienza a cambiar, el cereal
comparte protagonismo con el monte bajo y las iglesias de los pueblos cambian
la piedra por el ladrillo. Después entramos en la zona de influencia de la
Rambla de Ribota y al paisaje se añade la vid y los almendros. Torrelapaja,
Villaroya de la Sierra, Cervera de la Cañada, serán algunos de los pueblos que
encontraremos antes de llegar a Calatayud.
Desde Soria; el desgraciado ferrocarril
Santander-Mediterráneo nos ha seguido en silencio, desde que salimos de burgos.
En algunos puntos están aun las vías puestas, en otros se aprecia perfectamente
la plataforma. Hoy ha sido nuestra compañera la mayor parte del tiempo, pasado
bajo varios puentes y hasta me ha parecido que se ha habilitado un tramo como
vía verdes desde unos 10 kilómetros antes de Calatayud.
Solo nos quedan tres kilómetros y empieza a llover con
fuerza. Solo ha sido un momento y hemos salido bien librados, lo mismo que el
resto de la mañana, en que las nubes nos han perseguido furiosas y veloces,
descargando antes y después de pasar sobre nosotros, que milagrosamente hemos
llegado secos. Espero seguir teniendo la misma suerte los próximos días, pues
las previsiones no son nada halagüeñas.
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