A pesar de la buena temperatura, los primeros kilómetros he
pasado frío. Una espesa niebla ascendía desde el pantano mezclándose con la que
descendía de los collados cubriendo bosques y carretera, haciendo descender la
sensación térmica. En plena curva una ardilla me ha echado una carrera que he
ganado yo; era cuesta abajo. Cosa que a ella no le ha parecido nada bien, ya
desde lo alto de su atalaya me ha dirigido, colérica, expresiones que a pesar
de no entenderlas, he supuesto a que se refería. El incidente, simpático en sí,
me ha subido la auto estima. Ya tengo al menos una ocasión en la que he ganado.
Cruzando la presa del embalse de Salime sobre el Navia,
comienza una subida de más de treinta kilómetros con solo un descanso a la
altura de Berducedo por la AS-14 que nos llevara hasta el Puerto del Palo. Me
gustan más estas montañas asturianas. Aquí “lees” la montaña, la carretera, te
haces una idea. Ves si tienes que ascender el monte porque vas al valle que está
al otro lado y cuando llegas arriba “ves” a dónde vas. Las gallegas son otra
cosa; no ves nada, no “lees” nada, subes y no sabes que hay detrás y cuando
llegas arriba, solo hay otro monte y después otro y así hasta casi el infinito.
Cuando llegas a un pueblo sabes que estás en él cuando lees el letrero de la
entrada.
La carretera en buen estado, coge altura por la umbría del
Alto de Valongo y nos va deparando unas magnificas vistas de las colas del
embalse de Doiras encajado entre la sierra de San Isidro al norte, y las más próximas
de Carondio y Muriellos. La carreta fue construida junto con la presa para
sustituir la que comunicaba Berducedo y Grandas de Salime a través de San
Martín del Valledor, Villarpedre y el valle del río del Oro. Hay un mirador colgante
con vistas a la presa y la central eléctrica diseñado en hormigón por Vaquero
Turcios, conocido como La Boca de la Ballena.
En Berducedo, la carretera gira y cambia de sierra. Estamos
sobre los 900 metros y llevamos unos 16 kilómetros de ascensión, y nos tomamos
un respiro. El pueblo ha adquirido un nuevo impulso con el Camino Primitivo y
ofrece varios lugares; tanto para alojarse como para comer o comprar. Tras
tomar un refresco, continuamos por nuestra ya conocida AS-14 que nos llevara a través
de la sierra del Palo hasta Pola de Allande.
Se hace duro en los tramos que la carretera queda expuesta
al sol, el calor aprieta y el terreno supera ya los mil metros. Aun tendremos
que esforzarnos para alcanzar los 1146 del Puerto del Palo. Bajada de infarto
sin apenas tocar los frenos hasta un potaje en restaurante la Nueva Allandesa.
Lo malo del potaje, la fabada y lo que las acompaña, es que luego tienes que
subir cinco kilómetros en plena siesta y haciendo la digestión.
Hasta Tineo aun nos espera otra subida de cuatro kilómetros
con la digestión a medias, pero que damos por bien empleados. Ducha, cena y a
la cama.
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