lunes, 13 de junio de 2016

Triangulo Santo: Jornada 6 Cangas de Onis-Potes





Hoy ha amanecido la mañana aciaga. Todo iba bien, nos hemos levantado un poco antes de lo habitual para salir pronto con el objetivo de llegar a buena hora a Potes y subir al monasterio de Santo Toribio. Pues no, la rueda trasera en el suelo, totalmente vacía. No hay más remedio que cambiar la cámara, y es la segunda de las dos de repuesto que llevo y además será casi imposible comprar otra hoy sábado y por estos pueblos. Creo que no será posible hasta el lunes en Burgos. Habrá que arreglarse con unos parches.



La AS-114 será hoy nuestra primera compañera, ella nos llevará bordeando los Picos de Europa hacia Panes, donde la sustituiremos por la nacional 621. Siguiendo primero el cauce del Güeña a contracorriente para serle infiel con el Casaño, esta vez corriente a favor, que alcanzaremos tras una emocionante bajada. Pasarán las poblaciones de Carreña y Póo, antes de entregar sus aguas en Valdelabarca al Cares que baja bramando de la opresión de su garganta que busca su la libertad por un desfiladero más abierto. Aguas cristalinas nutren cotos salmoneros, centrales eléctricas salpican su cauce. Él continúa su andadura, poderoso y veloz entre las calizas, hasta llegar ya en Panes a un abrazo mortal con el Deva que les llevará a diluirse en las aguas bravas del Cantábrico. 


 
A partir de Panes seguiremos el Deva por una estrecha garganta de altas calizas con formas caprichosas, que imponentes, amenazan con estrangularlo. Se defiende el Deva jugando al escondite entre fronda y rocas, saltando y retorciéndose, buscando siempre su camino que no es otro que el de conseguir la libertad, ya femenino, en San Vicente.


   
A veces uno se cansa de ver a la gente comportarse de forma  servicial e incluso servil, quizá por intereses crematísticos o espurios, no lo sé, mientras con uno se muestran indiferentes y altaneros. Muchos kilómetros de esfuerzo físico, pero no sólo; también familiar y económico, para que la insensibilidad sea la nota dominante. No hermano, no podemos esperar empapados hasta el tuétano tras la subida hasta el monasterio a que ustedes decidan recibirnos. Gracias por sellarnos la credencial, pero queríamos besar la Cruz. Sé que ustedes son hombres muy ocupados, pero nosotros también tenemos nuestras prioridades y no hemos pedaleado durante más de cuatrocientos kilómetros y otros más de mil que pedalearemos hasta Caravaca, para sentarnos a esperar a que alguien decida atendernos. 



Hoy Luisa y Carlos, unos amigos de Santander, nos han dado una alegría; se han acercado hasta potes dejando a un lado sus obligaciones para tomar un vino con nosotros. Como no; hemos hablado de todo, pero en especial de bicis, y sobre todo de clásicas y me han sacado el compromiso ineludible –la verdad es que no sé como podré cumplirlo, porque debo ya más días con este viaje de los que tengo para devolver- de venir en septiembre a La Retrovisor. No sé, Luisa, Carlos, como lo conseguiré, pero aquí estaré.



Tras su marcha, Juan Bautista y yo nos vamos a cenar y siguiendo sus indicaciones lo hacemos en Casa Cayo y con sus callos como no. Riquísimos. Repetiremos en cuanto tengamos ocasión. 



Mariano Vicente, en Potes a 11 de junio de 2016  

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