El viaje
Este viaje era un viaje en solitario, de esos en que
descubres tu interior, tu verdadero yo. Al menos eso cuentan las gentes que
realizan este tipo de rutas. Para desgracia mía no debo de ser uno de los
elegidos. A pesar de llevar ya algunos viajes en solitario no he llegado nunca
a descubrir ese yo interior del que tanto se habla. Me distraigo con demasiada
frecuencia; con los paisajes; con las gentes y sus conversaciones; con la
arquitectura; con esos espacios inconmensurables que forman los páramos
castellanos; con las falsamente llanas tierras manchegas. Debe ser eso, que uno
se distrae con demasiada facilidad ante un sabroso lechazo castellano o los crujientes
fritos andaluces.
Es verdad que el Camino da una sensación única de libertad,
de comunicación con la Naturaleza, con el Mundo, con Dios. Desplazarte por los
caminos, atravesar pueblos, ver y hablar con sus gentes, o no hacerlo según
estado de nuestro espíritu; es una verdadera liberación.
El camino es soledad, es reflexión, es vida, es recogimiento
sobre uno mismo. El camino es una oportunidad de introspección; eso tan manido
de lo que hablábamos en los párrafos precedentes del viaje interior. Pero en el
fondo es verdad; hacerlo en soledad, además, te da una magnífica ocasión para
la reflexión, para el recogimiento, para encontrar esa paz interior que casi
todo peregrino busca. Lo malo es que una vez acostumbrado cuesta trabajo volver
a ajetreo cotidiano.
Los kilómetros y la soledad ayudan a establecer prioridades;
poco a poco algunas cosas que considerábamos importantes pasan a un segundo
plano y otras en principio mas nimias, adquieren cada vez mayor importancia,
hasta establecer un nuevo rango de prioridades. Pequeños detalles sin
importancia que normalmente pasan desapercibidos, ahora se valoran en su justa
medida.
Pero este ya no será un viaje en solitario, me acompañara un
buen amigo; Juan Bautista. Hombre alto y enjuto, de ideas claras y pocas
palabras, perseverante y poco dado a los conflictos. Es amigo de sus amigos;
nada intrusivo; te deja espacio, tanto, que en algunos momentos tengo la
sensación de ir solo, pero siempre está ahí; esperándome condescendiente,
sabedor de mis limitaciones las acepta como algo que está en la naturaleza de
las cosas y además no se pueden cambiar.
De las cinco Ciudades Santas de la cristiandad en el mundo,
tres están en España; Santiago, Liébana y Caravaca. Las otras son Roma y
Jerusalén. Nuestro propósito; unir en bicicleta las tres Ciudades Santas
Peninsulares con una ruta de más de dos semanas y alrededor de 1.500 km de
recorrido, atravesando ocho Comunidades Autónomas, once provincias y un número
considerable de poblaciones.
La logística
Que queréis que os diga; ya estoy un poco mayor para dormir
en el duro suelo. A mi edad se aprecia sobre manera una buena ducha tras una
larga jornada y, que os voy a contar de una cena caliente. Por eso hemos optado
por pernoctar en hoteles de poblaciones relativamente importantes. Durante los
16 días de camino tenemos previsto pernoctar en las poblaciones de Santiago,
Lugo, Grandas, Tineo, Oviedo, Cangas de Onis, Potes, Herrera de Pisuerga,
Burgos, Quintanar de la Sierra, Soria, Calatayud, Monreal del Campo, Ademuz,
Alborea y Fuente-Álamo. Solo un día nos veremos obligados a utilizar un
albergue, en Grandas durante la segunda noche de viaje, por lo que
prescindiremos de sacos de dormir y toallas. Con un coche de alquiler nos
situaremos en el punto de partida para empezar a pedalear al día
siguiente.
La bicicleta
Mi vieja compañera de fatigas, una F500 de Cannondale,
resistente y poco delicada que se encuentra en tan buena forma como el primer
día. Cadena, pastillas de freno y unas cubiertas nuevas es todo lo que necesita
para seguir devorando kilómetros, ¡con cerca de 20 años! El trasportín, un
Zefal de aluminio, aguanta inmutable la tortura del peso y los kilómetros de
caminos rotos y carreteras descarnadas. Solo un problema al principio; una de
las piezas plásticas que unen las varillas entre sí, se partió. Unas bridas,
también de plástico, colocadas de forma provisional en aquel viaje han
aguantado hasta hoy, varios miles de kilómetros después.
La indumentaria
En cuanto a la indumentaria, las fechas ayudan a no tener
que acarrear ropa de pleno invierno, aunque algo de abrigo habrá que llevar. El
húmedo norte peninsular nada tiene que ver con las frías tierras de Soria o
Teruel, o las más suaves del sureste español; así que toca llevar un poco de
todo, básicamente de verano, pero también alguna prenda de abrigo, en especial
para las primeras horas de la mañana.
Otro punto que no he sabido nunca resolver es el de la
lluvia y seguro que al menos la primera semana la vamos a sufrir. Porque los
chubasqueros están muy bien; para un rato, después es todo un suplicio, en
especial para gente de mucho transpirar como yo. Así que no sé lo que hare;
mojarme y si la lluvia no es muy intensa y aguantar hasta el final de la
jornada, o ponerme el dichoso chubasquero y mojarme igual con el sudor. Aunque
lo que realmente me preocupa son los pies. No es de lo más agradable pedalear
todo el día con las zapatillas empapadas, aparte de lo que cuesta secarlas para
el día siguiente, por mucho que las rellenes de papel de periódico durante la
noche.
La intendencia
Comer no será un problema en un país como el nuestro, uno de
los mejores del mundo en hostelería, al menos entre los que yo conozco. Difícil
será no encontrar un lugar adecuado para comer en cualquier pueblo a lo largo
del camino. Porque he de confesar una cosa; los Mr. Flakes de Hero están
buenísimos, pero donde se ponga una tortilla de patatas…
El itinerario
Para dirigirnos a Liébana utilizaremos el Camino Primitivo
hasta Oviedo el mismo que tomó Alfonso II el Casto, en el siglo IX para visitar
la recién descubierta tumba del Apóstol Santiago.
Desde Oviedo nos dirigiremos a Cantabria para acercarnos al
monasterio Turiego, fundado por el obispo de Astorga Toribio, que en el siglo V
trajo de Jerusalén un trozo del Lignum Crucis.
Ascenderemos de nuevo la Cordillera Cantábrica hacia la
Montaña Palentina por el río Bullón y en el Puerto de Piedrasluenguas
entraremos en Castilla León, cerca de la desaparecida Pisóraca, la ciudad de
los Turmogos (Herrera de Pisuerga) donde se acantonó la Legio Macedonica autora
del sometimiento de los pueblos cántabros en el siglo I. Siguiendo el Pisuerga
llegaremos a la provincia de Burgos y a su capital. Aquí nos espera el Camino Soriano
de Santiago, hasta enlazar con el Camino de la Vera Cruz en Calatayud.
Nuestra meta; Caravaca de la Cruz y su Lignum Crucis,
enclaustrado en su relicario sirio-bizantino. La población de Caravaca disfruto
pronto de gran reconocimiento en el mundo cristiano y el Vaticano le concedió
culto de latría en 1736. Recibiría un importante impulso con el Año Santo
otorgado por Juan Pablo II en 1998 y en el 2003 pasó a In perpetuum con
Indulgencias Plenarias.
La cronología
0 Domingo 5
de junio, Murcia-Santiago (en coche)
1 Lunes 6
de junio, Santiago-Lugo
2 Martes 7
de junio, Lugo-Grandas
3 Miércoles
8 de junio, Grandas-Tineo
4 Jueves 9
de junio, Tineo-Oviedo
5 Viernes
10 de junio, Oviedo-Cangas de Onis
6 Sábado 11
de junio, Cangas de Onis-Potes
7 Domingo
12 de junio, Potes-Herrera de Pisuerga
8 Lunes 13
de junio, Herrera de Pisuerga- Burgos
9 Martes 14
de junio, Burgos-Quintanar de la Sierra
10 Miércoles
15 de junio, Quintanar de la Sierra-Soria
11 Jueves 16
de junio, Soria-Calatayud
12 Viernes 17
de junio, Calatayud- Villafranca
del Campo
13 Sábado 18
de junio, Villafranca del Campo-Ademuz
14 Domingo 19
de junio, Ademuz-Venta del Moro
15 Lunes 20
de junio, Venta del Moro-Montealegre
16 Martes 21
de junio, Montealegre-Caravaca
Mariano Vicente, junio de 2016
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