martes, 17 de enero de 2017

Algunas ermitas entre Murcia y Orihuela



Antonio no es un hombre especialmente religioso, pero si muy aficionado a perderse por los vericuetos de la huerta. La parte que mejor conoce es el tramo del Segura entre Murcia y Orihuela, por eso no me extraño su llamada, había descubierto en su deambular, algunas ermitas que quiere que conozca. Un tiempo atrás realizamos un recorrido por los dos margenes del Segura, aguas abajo de Murcia, para visitar una serie de ermitas que reflejamos en nuestro trabajo: Ruta de la 8 ermitas. Pedaleando por el Segura aguas abajo de Murcia [1] y que hoy ampliaremos con algunas de nuestra Comunidad y otras de la alicantina provincia vecina, siempre con el Segura como hilo conductor.




Comenzamos como en la anterior pedaleando por la margen izquierda del Segura hacia la pedanía de Puente Tocinos, en concreto a su calle Mayor, donde se encuentra la ermita de Nuestra Señora de los Remedios, patrona de la peña la Crilla, cuya imagen sale en procesión el primero de mayo. Los huertos lucen plenos de fruto, pinceladas amarillas y naranjas en la paleta verde de limoneros y naranjos, frescos, jugosos, tras el riego proporcionado por las últimas lluvias. Recuperada la mota del río pedaleamos a búsqueda de una nueva ermita, esta vez bajo la advocación de San Antonio Abad; San Antón el egipcio, valorado patrón de monjes, sepultureros, tejedores de cestos, carniceros, fabricantes de cepillos y de los ermitaños y sobre todo protector de los animales domésticos cuya onomástica se celebra en estos días.


   
Por la vereda de la Barca, entre bancales de hortalizas, llegamos a la ermita Vieja de Santa Cruz, en la vereda de la Cruz, junto al río Segura. Edificada sobre una antigua mezquita, la de Benizá, fue donada por Alfonso X a Guiralt Serín, pasando a denominarse ermita de Santa Cruz de la Ribera y Canalizo. Continuamos por el margen izquierda, en el otro margen Alquerías y una nueva ermita de la que desconocemos casi todo excepto su sugerente nombre; Virgen de la Oliva, a pesar de ser la patrona de la pedanía. Hechos los deberes, sabemos que alberga en el interior una imagen del siglo XVI, aunque su advocación puede estar acaballo entre los siglos XIII y XIV. Su ermita ha sido recientemente restaurada y luce su fachada de bonito color añil, enmarcando sus huecos en el blanco luminoso de nuestra tierra. El día de su romería, colocada sobre una carreta tirada por dos vacas rojas murcianas, entre arreglos florales y cánticos de los romeros, es llevada en procesión por carriles de la huerta jalonados de limoneros.


     
Regresamos de nuevo a la margen izquierda para llegar a la diminuta ermita de San Isidro, reconstruida por los vecinos sobre la misma mota del río en 1995. Atravesamos Beniel, último pueblo de la Región de Murcia, entre los viejos Pinochos y bajo las modernas vías del Ave. Antonio esta eufórico, entramos en la parte que más le gusta, son sendas y caminos apenas intuidos por parajes escondidos de la huerta. Pedaleamos entre bancales de hortalizas delimitados por un laberinto de brazales, sin su ayuda probablemente todavía estaría dando vueltas sin encontrar el camino de vuelta a casa. Un entramado de tubos azules a modo de pórtico nos da la bienvenida a la ermita de La Habana, en Los Desamparados. Su edificio es de medidos del s. XX y poco más sabemos sobre ella salvo su emplazamiento, casi sobre la acequia Alquibla. Estaba en obras y en su interior no se encontraba imagen alguna. Indagaremos para conocer más sobre ella.



Casi donde la acequia Alquibla se cruza con el azarbe Mayor y un kilómetro antes de llegar a “los tubos” del canal del Tajo-Segura, giramos a la izquierda por la Verdea de la Buena Vida, nombre premonitorio del bonito paraje de Lo Cabello donde se encuentra la ermita de la Inmaculada. Edificio de un cierto empaque y tamaño, de un solo cuerpo y chato campanario a la izquierda. Una maciza puerta de madera nos impide la visión del interior; junto a la puerta, un banco de madera bajo una vieja higuera, nos permite tomar un receso a base de dulces naranjas.
Nos dirigimos ahora hacia el Molino de la Ciudad cruzando el río Segura, a su espalda se encuentra la ermita de san José. El edificio es de mediados del s. XX, de color blanco y dos pequeñas torres, la de la derecha es plana, la de la izquierda más alta y hueca hace las veces de campanario.



Entramos en Orihuela, ciudad que merece una detenida visita, pero nosotros nos vamos derechos al bar Manolo, viejo conocido y en el que almorzamos realmente bien. Solo nos resta regresar y el tren es mucho más cómodo y nos evita lidiar con el vendaval que esta soplando y que nos da totalmente de cara.



Mariano Vicente, en la festividad de San Antón del año 2017

 El track...                   las fotos...

[1] http://www.bicimur.murcia-region.com/murciaenbicicleta/otrasrutas/8_ermitas/8_ermitas.htm

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