martes, 28 de noviembre de 2017

Biografía San Juan de la Cruz


Nuestro Vate, será el tercer hijo de una modesta familia de tejedores cuya economía se ve truncada por la muerte prematura del padre. Una enfermedad, quizá debido a la hambruna que asoló Castilla en aquella época deja a nuestro protagonista huérfano. Nace en Fontiveros, pequeña población de la Moraña —una comarca de Ávila lindante con Salamanca— en 1542. La viuda busca sustento en Arévalo y Medina del Campo por lo que nuestro huérfano se crió en los arrabales de esta ciudad, que en aquel momento era una de las más pujantes de Castilla, como pobre de solemnidad. Esto representaba vivir de la caridad y la posibilidad de asistir al Colegio de los Niños de la Doctrina en el que ingreso en 1551 con la obligación de pedir limosna, asistir a los entierros, ayudar a misa y en los oficios y para lo que fuera requerido en el convento de la Magdalena. Esto le permite salir del analfabetismo y poder ingresar en el colegio que fundaran los jesuitas en 1551 en el que debía compaginar y compensar sus estudios con trabajos en el Hospital de la Concepción, conocido popularmente como el de "Las Bubas" por estar especializado en enfermedades venéreas. 

A los veintiún años siente la llamada de la vocación religiosa e ingresa en el convento de Santa Ana de la Orden del Carmen como Juan de Santo Matía. De aquí paso a una de las universidades de mayor prestigio y pujanza de la época; la de Salamanca, dónde realizo el bachiller de Artes y adquirió notable destreza en la dialéctica. Conoce a Santa Teresa en el otoño de 1567 en Medina del Campo y esto cambiara su vida para siempre. Adquiere un fiel compromiso con Teresa de Jesús, que le hará abandonar sus estudios de teología en Salamanca para acompañarla en diversas fundaciones, comenzando por la femenina de Valladolid. El primer convento de frailes descalzos instaurado bajo un nuevo estilo de vida que se basa en las máximas de oración, pobreza, silencio y rigor espiritual se llevo a cabo en Durelo el 28 de noviembre de 1568. Durante la ceremonia de fundación, Fray Juan de Santo Matía cambió su nombre por el de Fray Juan de la Cruz. Tras su paso por Alcalá de Henares, como rector del colegio allí fundado y en Avila como confesor y director espiritual de la comunidad carmelita descalza de la ciudad, correrá una serie de vicisitudes y enfrentamientos entre las ordenes carmelitas que le llevaran ominosamente a ser encarcelado en la noche del 2 al 3 de diciembre de 1577. A pesar de las presiones sicológicas y físicas, el temor a la muerte o la angustia de saberse olvidado -a pesar de las gestiones de Santa Teresa incluso ante el mismo rey, que él desconocía debido a su aislamiento-, no hizo sino generar una reacción mística y poética que pergeño la Noche Oscura y las primeras treinta y una estrofas del Cántico Espiritual o Primitivo.

En agosto se escapa de la prisión con la anuencia de su carcelero y tras pasar unos meses en el hospital es destinado en septiembre de 1578 a Andalucía. El convento del Calvario, Beas y Baeza serian los lugares donde seguir con su producción literaria -Cautelas, Avisos, Dichos 
de luz y amor-. Posteriormente pasa a Granada donde daría cima a su obra; El Cántico espiritual, dirigido a la Madre Ana de Jesús, la Llama de amor viva destinado a Ana de Peñalosa, y la actualización de La Noche oscura. Destinado a Segovia y nombrado vicario general de la Orden se mantendrá unos años atareado con las labores burocráticas del cargo hasta que en 1590 se enfrento abiertamente al Padre Doria defendiendo la parte más humanista y abierta de la reforma, al año siguiente fue cesado de todos sus cargos y destinado como mero súbdito de la comunidad a las misiones de México. Durante su viaje a Andalucía contrajo unas calenturas que obligaron a someterlo a cuidados médicos en Úbeda donde se agravo su enfermedad hasta causarle la muerte la noche del 13 al 14 de de diciembre a los 49 años de edad. La mansedumbre con la que Fray Juan De la Cruz soporto las penalidades de su enfermedad y las persecuciones de las que fue objeto, traspasaron los muros del convento en olor de santidad por toda la ciudad. Sus restos se trasladaron en secreto hasta Segovia y en 1611 fueron depositados en una capilla del convento de los Padres Carmelitas Descalzos donde reposan en la actualidad.

Mariano Vicente, noviembre de 2017

Obra

Dámaso Alonnso; La poesía de San Juan de la Cruz. 

¡Y la Naturaleza! Por la vía purgativa e iluminativa, a través de la noche del sentido y de la del espíritu, se llega al aniquilamiento, a la cesación de los influjos exteriores. Mas en el amor unitivo las bellezas del mundo vuelven a cobrar un sentido mucho más profundo y mucho más alto. Por la vida de San Juan de la Cruz sabemos cómo amaba la belleza natural. Y ahora al encontrarnos en su Cántico espiritual los valles solitarios nemorosos, los ríos sonorosos, el silbo de los aires, la soledad sonora, el ejido y el otero, las frescas mañanas escogidas, el huerto donde el viento primaveral despierta los amores, las aves ligeras, los ciervos, los saltadores gamos, las riberas, los valles, los terrores de la alta noche, el collado do mana el agua pura, las subidas cavernas de la piedra, el soto y su donaire, al encontrarnos esta variedad de formas naturales, ya trasmutadas en belleza de arte, nos parece que tenemos en ellas no sólo un fresco y estimulante gozo de nuestro sentido estético, sino algo del diáfano vivir del poeta que acompaña nuestra vida y — alada presencia — santifica nuestro goce del agua, del viento, de la luz, de la montaña, del río, de la vega, de la belleza de la rosa, de la belleza de la mujer.

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